Bodega Piedra Negra, todo un acierto
François Lurton implantó sus viñedos en el Valle de Uco, a los pies de la cordillera de los Andes.
Tras una larga búsqueda en varias regiones de Argentina, François Lurton decidió implantar sus viñedos en unas tierras altas, a 1.100 metros de altitud, y semidesérticas a los pies de la cordillera de los Andes: el Valle de Uco. Allí construyó la bodega Piedra Negra, en 200 hectáreas de tierra virgen en lo que posteriormente se convirtió en la Indicación Geográfica de Los Chacayes. Gracias a su experiencia, puso en práctica con rapidez una viticultura respetuosa con el medio ambiente, elaborando en este lugar unos vinos extraordinarios.
La elección y el sistema de cultivo fueron todo un acierto. Gracias a las condiciones climáticas de este desierto en altura y a unos suelos de gravas aluviales muy drenantes y poco fértiles, los vinos del Valle de Uco tienen una personalidad única que combina frescor y concentración. Hoy en día, estas tierras son imprescindibles. Sin duda, es «la región vinícola de la que más se habla en Argentina e incluso en toda Sudamérica», en palabras de Tim Atkin, de la revista Decanter.
A los pies de la cordillera de los Andes, desarrollan el enoturismo con el fin de responder al creciente número de amantes del vino de este valle. Los visitantes pueden ver los viñedos a caballo y apreciar la biodiversidad natural resultante de sus sanas prácticas medioambientales. El Valle de Uco se encuentra a 80 kilómetros al sur de la ciudad de Mendoza, junto a la Ruta 40, una carretera mítica que bordea los Andes, de norte a sur de Argentina. Abundan los suelos agrícolas y profundos, los pueblos, las explotaciones, las largas hileras de álamos que se abrazan frondosos y los terrenos que reposan a los pies de los Andes a más de 1.100 metros de altitud. Los ríos que descienden por la cordillera han dibujado unos suelos aluviales de gravas volcánicas y graníticas, añadiendo así a la altitud y la aridez, la crudeza de un suelo pobre y drenante. François Lurton, que fue el primero en aventurarse en las alturas de Los Chacayes, supo ver en esta tierra desértica e inhóspita el potencial de un gran terruño.