El comercio mundial del vino pierde fuerza
La Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE) ha publicado su informe semestral sobre los principales importadores y compradores internacionales de vino. Entre enero y junio de 2025, el valor global del comercio alcanzó 16.704,9 millones de euros, mientras que el volumen descendió a 4.682,5 millones de litros, el nivel más bajo de los últimos diez años.
Esto representa una caída del 2,3% en valor y del 3,7% en volumen, lo que confirma la tendencia descendente iniciada tras el récord histórico de 2022. El precio medio por litro sube a 3,57 euros, aunque este aumento refleja la pérdida de volumen y el encarecimiento de costes, más que un crecimiento real del sector.

El vino envasado, motor y freno del mercado
El vino envasado sigue siendo la categoría dominante, con el 51% del volumen y el 68% del valor total del comercio mundial. Sin embargo, ha liderado también las caídas, con descensos del 4,8% en volumen y del 3,1% en valor.
El vino espumoso mantiene una evolución estable, con ligeros descensos del 0,3% en valor y del 0,4% en volumen, mientras que el vino a granel y los formatos alternativos han sufrido retrocesos más acusados.
EE. UU. consolida su liderazgo, Reino Unido retrocede
Por mercados, Estados Unidos refuerza su posición como principal comprador mundial, con un aumento del 6,5% en valor (3.245 millones de euros) impulsado por compras anticipadas ante los nuevos aranceles a los vinos europeos.
El Reino Unido, en cambio, registra una contracción del 5,4% en valor y del 6,4% en volumen, mientras que Alemania resiste mejor con un crecimiento del 6,9% en gasto.
En Asia, China vuelve a cifras negativas, con una fuerte caída del 12,6% en volumen, y Japón mantiene su inversión en vinos importados, aunque con menor volumen.
Oportunidades y riesgos para el segundo semestre
Según la OIVE, el comercio mundial del vino en 2025 enfrenta una coyuntura compleja marcada por la inflación, los cambios arancelarios y la desaceleración del consumo en mercados maduros. No obstante, países como Bélgica y Suecia muestran crecimientos sólidos y se perfilan como mercados con potencial.
El sector mira al futuro con cautela, apostando por diversificar exportaciones, impulsar el valor añadido y reforzar la sostenibilidad e innovación como ejes para mantener la competitividad internacional.