Dos pequeños secretos del vino francés, situados entre colinas tranquilas y la influencia del Atlántico, a la espera de ser descubiertos.
Una Introducción a los Vinos Desconocidos del Loira
Cuando se planifica una ruta enológica por el Valle del Loira, los nombres de renombre como Vouvray o Sancerre acaparan la atención. Sin embargo, existe un universo de pequeños viñedos que esperan ser descubiertos, alejados de las multitudes. En el Loira Atlántico, dos denominaciones en particular destacan por su singularidad y la calidad de sus vinos: Jasnières y Fiefs Vendéens. Estos enclaves ofrecen una experiencia sensorial y turística profunda a quienes buscan la autenticidad del terroir francés.

Jasnières: El Carácter Íntimo y Profundo del Chenin Blanc
Ubicado en la provincia de Sarthe, en el norte de la región, el viñedo de Jasnières es un secreto bien guardado y la AOC más pequeña de todo el Valle del Loira, con solo 127 hectáreas. Su producción se centra exclusivamente en vinos blancos elaborados con la cepa Chenin Blanc, una variedad que aquí alcanza una expresión excepcional.
Aunque la AOC fue reconocida en 1937, la fama de sus blancos se remonta a la corte de Enrique IV. Hoy, los vinos de Jasnières mantienen esa tradición de excelencia, destacando por su acidez vibrante, notas minerales y una notable capacidad de guarda. En boca, estos vinos secos y estructurados son el maridaje perfecto para quesos de cabra locales y aves de la región.
El paisaje de Jasnières, con sus colinas suaves y suelos arcillosos y silíceos sobre toba calcárea, proporciona una orientación sur ideal para una maduración lenta y equilibrada. La visita a esta región se completa con la posibilidad de explorar bodegas tradicionales excavadas directamente en la piedra toba, donde la cata se convierte en una inmersión mágica en la historia vinícola local.
Para el viajero activo, una ruta ciclista de 16 kilómetros ofrece una manera ideal de conectar con el ritmo del lugar, serpentenado entre viñedos, talleres de artesanos y pintorescos pueblos.
Fiefs Vendéens: El Sabor a Océano de la Denominación Joven
Avanzando hacia el suroeste, cerca de las costas de la Vendée, encontramos los viñedos de los Fiefs Vendéens. Aunque joven como denominación oficial (reconocida en 2011), su historia data de la época del Cardenal Richelieu. Esta región se beneficia de un clima oceánico marcado y suelos diversos.
El viñedo, de unas 500 hectáreas, se divide en cinco subzonas, lo que permite una diversidad de estilos: blancos frescos, rosados vivaces y tintos con estructura. La influencia directa del Atlántico es su sello distintivo, aportando una frescura y una sutil salinidad que los hace ideales para la cocina marinera local.
Tras la devastación de la filoxera, la tenacidad de los viticultores locales impulsó su resurgimiento, recuperando progresivamente su prestigio. Hoy, sus vinos son altamente valorados por quienes buscan productos auténticos y artesanales.
La gastronomía local es parte integral de la experiencia Vendéenne. Por ejemplo, el tinto de Mareuil es el acompañamiento ideal para el jamón de Vendée, mientras que los blancos de Brem maridan perfectamente con las sardinas frescas. Bodegas como Vignobles Mourat ofrecen recorridos que combinan la cata con el descubrimiento del patrimonio cultural circundante, promoviendo un turismo sostenible.
La Autenticidad Francesa Fuera de los Itinerarios Típicos
Tanto Jasnières como Fiefs Vendéens representan una alternativa fascinante a las rutas enológicas tradicionales francesas. Son territorios donde la tradición del terruño se mantiene viva, ofreciendo vinos de alta calidad y experiencias turísticas íntimas, responsables y profundamente auténticas. Son, sin duda, dos destinos que merecen ser visitados antes de que su fama crezca y se sumen a los circuitos más masificados.
