BODEGAS

Familia Ferrer rinde tributo a la tierra de Mediona con sus vinos y cavas

Durante 18 generaciones han puesto en valor a sus predecesores, elaborando vinos y cavas que reflejan la importancia del terroir.

Su historia se inicia en la finca La Freixeneda en 1616. Desde entonces, Familia Ferrer ha trabajado sus viñas creando vinos que rinden tributo a la tierra de Mediona. El proyecto enológico se inició hace más de 400 años en esta zona del Penedés. En 1616, Joan Ferrer contrajo matrimonio con Marianna Puigdengoles. Se instalaron en una vieja masía del siglo XII que, desde entonces, se conoce como La Freixeneda. Año tras año, los Ferrer han cuidado las viñas y olivos de sus fincas elaborando vinos, cavas, aceites y aguardientes que homenajean a esas tierras. En la actualidad y 18 generaciones después, han puesto en valor a todos los que les precedieron recuperando bodegas históricas para crear vinos y cavas que reflejen la importancia del terroir con una viticultura delicada y cuidada. Vinos únicos que expresen la personalidad de Mediona. Sin duda, singulares y exclusivos.

El proyecto enológico de las bodegas históricas de Can Sala y La Freixeneda busca crear vinos y cavas que destaquen el terruño. Sus vinos únicos expresan la personalidad de Mediona y nacen con el objetivo de que no sean comparables con otros grandes vinos que se producen en el mundo por su singularidad y exclusividad. Por eso sólo utilizan el 2% de sus más de 285 hectáreas de viñedos, lo que les permite ser muy selectivos utilizando solo las uvas de mayor calidad.

La bodega Can Sala, que data del siglo XIX, produce cavas de paraje con dos de las tradicionales variedades del cava: Xarel·lo y Parellada, variedad propia de la zona de Mediona. Can Sala y Vinyes de Can Sala destacan por su crianza y su cuidada elaboración siguiendo los métodos empleados por sus antepasados.

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