Crónica del primer día en el Concours Mondial de Bruxelles 2025
Yinchuan ya es presente. Tras un largo viaje desde España, aterrizamos en esta ciudad que, con sus contrastes entre modernidad y tradición, nos da la bienvenida con los brazos abiertos. Nada más pisar tierra, se percibe el orgullo de una región que quiere contar al mundo lo que es capaz de hacer con sus vinos y su tierra.

Un recibimiento a la altura del vino
La jornada inaugural del Concours Mondial de Bruxelles 2025 comenzó con una cálida acogida por parte de los organizadores y autoridades locales. Todo está perfectamente orquestado: desde el traslado hasta el hotel hasta los primeros saludos entre jurados venidos de los cinco continentes. El ambiente huele a expectación, pero también a reencuentro entre amantes del vino.

Gala de apertura: vinos, cultura y un mensaje universal
La gala de apertura fue una auténtica declaración de intenciones. En un teatro repleto, pudimos disfrutar de actuaciones artísticas locales que mezclaban música, danza y tradición milenaria. Los discursos de bienvenida hicieron énfasis en el vino como lenguaje común, como puente entre culturas. Todo ello envuelto en una escenografía que combinaba tecnología, elegancia y simbolismo.
Cena de bienvenida: un viaje sensorial desde Asia
La cena inaugural fue el primer gran encuentro entre los catadores y la cocina local. Una fusión delicada entre la gastronomía de Ningxia y vinos de distintas regiones de China nos permitió saborear un estilo propio, con ingredientes autóctonos y maridajes que sorprendieron. En cada brindis, en cada mirada, se palpaba la emoción de formar parte de este momento histórico.

Empieza el viaje.
Ya arrancamos con las catas a ciegas, y con ellas, la verdadera razón por la que estamos aquí: descubrir, valorar y celebrar los vinos del mundo sin etiquetas, con honestidad y pasión. Como siempre digo: ¡el vino une! Y desde Yinchuan, más que nunca, lo estamos comprobando.
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