Slow Food: El acuerdo de la COP26 no es, ni mucho menos, suficiente
La COP 26 terminó con un acuerdo decepcionante. Las expectativas de la sociedad civil, los jóvenes, los pueblos indígenas y todos los afectados por la crisis climática eran más altas. Según Slow Food, el acuerdo no es suficiente, dada la magnitud de la urgencia.
El acuerdo no alcanza el objetivo más ambicioso del Acuerdo Climático de París de 2015: limitar el calentamiento de la Tierra a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. También se diluyen los compromisos de eliminación de los combustibles fósiles y no aborda seriamente el apoyo a los países más afectados por la crisis climática.
Marta Messa, directora de Slow Food Europa, comenta: «Estamos consternados por la falta de ambición que se desprende del contenido del acuerdo.» Y añade: «En el contexto de la toma de decisiones de la ONU, puede ser notable que se haya alcanzado un acuerdo. Pero el contenido del acuerdo es, por lejos, insuficiente dado el nivel de emergencia de la crisis climática. Las delegaciones abandonaron Glasgow con la Tierra todavía en camino de sobrepasar el umbral hacia un futuro de crisis climáticas crecientes y de daños irreversibles a la naturaleza. Los activistas del movimiento Slow Food continuarán desarrollando acciones de base para hacer frente al cambio climático, y movilizándose en todo el mundo para presionar a los responsables de la toma de decisiones para que actúen de inmediato, a nivel local y global«.
Según Shane Holland, director ejecutivo de Slow Food en el Reino Unido: «Es increíble la falta de atención al segundo sector más emisor de dióxido de carbono, el sistema alimentario industrial. La COP26 debería haber allanado el camino para la transición hacia sistemas alimentarios agroecológicos, en los que las pruebas demuestran que mantienen el carbono en el suelo, apoyan la biodiversidad, reconstruyen la fertilidad del suelo y mantienen los rendimientos a lo largo del tiempo, proporcionando una base para la seguridad de los medios de vida en las fincas y dietas saludables para todos y todas. No puede haber una transición real hacia sistemas alimentarios sostenibles sin una política de financiación de los sistemas agroecológicos con objetivos vinculantes, algo que falta por completo en la declaración final de la COP26″.
Jorrit Kiewik, director ejecutivo de la Red de Jóvenes de Slow Food, no puede ocultar su decepción: «Esta COP era una reunión fundamental para mi generación. Pero los llamados líderes no lograron llevarnos en la dirección correcta. Estoy profundamente conmocionado por la falta de voluntad de los responsables de la toma de decisiones para hacer un mundo habitable para las generaciones actuales y futuras».
Slow Food es una red mundial de comunidades locales fundada en 1989 para contrarrestar la desaparición de las tradiciones alimentarias locales y la difusión de la cultura de la comida rápida. Desde entonces, Slow Food ha crecido hasta convertirse en un movimiento global que involucra a millones de personas en más de 160 países y trabaja para que todos podamos tener acceso a una alimentación buena, limpia y justa