De los cafetales a las viñas en menos de dos décadas
En menos de veinte años, la región de Espírito Santo do Pinhal, en el estado de São Paulo, junto con municipios vecinos de la Serra dos Encontros, ha pasado de cultivar café a consolidarse como una nueva región vitivinícola en Brasil. Según datos de TurisAgro, ya existen 47 proyectos en marcha en más de 200 hectáreas, alcanzando una producción anual de 1,5 millones de botellas.

El enoturismo, motor del desarrollo económico
El auge del vino en la zona está directamente ligado al enoturismo. La cercanía con grandes urbes como São Paulo, Río de Janeiro y Belo Horizonte ha impulsado la llegada de visitantes deseosos de conocer bodegas, participar en catas y disfrutar de experiencias gastronómicas. Para muchos productores, el turismo representa más del 50% de los ingresos, lo que permite financiar nuevas inversiones.
Bodegas que apuestan por la hospitalidad
Los proyectos locales no se limitan a la producción de vino, sino que apuestan por la hospitalidad y el turismo experiencial.
- Bodega Merum (Espírito Santo do Pinhal) fue concebida como un complejo turístico con foco en la hospitalidad.
- Bodega Terra de Carvalho (Jacutinga, Minas Gerais) ha invertido 22 millones de reales en un proyecto que incluirá un hotel en 2027.
Sin embargo, la oferta hotelera sigue siendo insuficiente: se estima que faltan 3.000 camas para cubrir la demanda de visitantes.
Retos de la nueva región vitivinícola en Brasil
Aunque el crecimiento es notable, la región enfrenta algunos desafíos:
- Precios elevados: muchas botellas superan los 150 reales y algunos recorridos turísticos cuestan más de 300 reales por persona.
- Identidad de marca: los productores trabajan en diferenciar sus vinos y darles un carácter propio dentro del mercado brasileño.
- Equilibrio entre turismo y producción: clave para garantizar un crecimiento sostenible.
Un modelo con futuro
A pesar de los retos, el balance es positivo. La combinación de viñedo y enoturismo permite generar ingresos incluso antes de que los viñedos produzcan a escala comercial, haciendo viable la inversión inicial. Todo apunta a que Espírito Santo do Pinhal y sus alrededores seguirán consolidándose como una región vitivinícola en Brasil con proyección nacional e internacional.